Las personas como motor del cambio en el desarrollo sostenible

La educación como vehículo para el empoderamiento de las personas y el desarrollo de los territorios

Danny Alexis Roa

10/1/20244 min read

La sostenibilidad es una prioridad global, y Colombia no es la excepción. En un contexto donde se enfrentan simultáneamente desafíos ambientales, sociales y económicos, el país busca lograr un equilibrio entre crecimiento económico y la preservación de sus recursos naturales. Para ello, es necesario adoptar un enfoque integral que potencie el desarrollo de las regiones, donde las personas juegan un papel central. Con la educación y capacitación adecuadas, los individuos no solo se empoderan, sino que también se convierten en agentes de transformación, promoviendo un crecimiento más equitativo y sostenible que responda a las particularidades de cada zona.

El primer paso hacia un desarrollo sostenible eficaz es capacitar a quienes tendrán un rol protagónico en la implementación de proyectos en sus territorios. La educación, más allá de lo técnico, dota a las personas de habilidades y conocimientos clave para gestionar de manera óptima los recursos disponibles. En Colombia, con su diversidad geográfica y cultural, es esencial que estos programas se ajusten a las necesidades locales. Regiones montañosas, por ejemplo, enfrentan desafíos muy distintos a los de zonas costeras, lo que demanda soluciones personalizadas.

Un ejemplo de cómo la capacitación puede marcar una diferencia significativa es el programa de formación en manejo de cuencas hidrográficas en el páramo de Santurbán. Esta iniciativa ha involucrado a las comunidades locales en la protección de este importante ecosistema, enseñándoles técnicas para el uso responsable del agua y la agricultura sostenible. Como resultado, no solo se ha conservado el páramo, sino que también se han generado nuevas oportunidades económicas a partir del ecoturismo y productos agrícolas orgánicos.

Además de la formación, los procesos de innovación tienen un rol fundamental en la sostenibilidad. La adopción de tecnologías renovables y métodos novedosos de producción agrícola ha demostrado ser un acelerador de la transición hacia un desarrollo más equilibrado. Un caso destacado es la introducción de paneles solares en La Guajira para abastecer de energía a comunidades indígenas. Estos proyectos no solo han mejorado la calidad de vida en áreas remotas, sino que también han generado empleos locales y fomentado la participación de la población en la gestión de sus propios recursos energéticos.

En cuanto a la gestión de recursos, tanto el sector público como el privado juegan un papel clave para garantizar la implementación exitosa de estas innovaciones. Sin una adecuada administración, la capacitación y la innovación podrían quedar relegadas a solo ideas sin un impacto tangible, por lo cual la colaboración entre distintos actores es fundamental. Un buen ejemplo es la alianza entre el Gobierno Colombiano y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que ha permitido implementar proyectos de agricultura sostenible en el Valle del Cauca, donde se han recuperado suelos degradados y mejorado las condiciones productivas de pequeños agricultores.

Estas alianzas estratégicas no solo facilitan el acceso a recursos financieros y asistencia técnica, sino que también abren oportunidades para que las soluciones locales se adapten a las necesidades globales. De hecho, muchas de estas iniciativas en Colombia han sido apoyadas por organizaciones internacionales que, al trabajar con comunidades locales, aseguran que los proyectos sean sostenibles a largo plazo y generen beneficios directos para los habitantes de las zonas intervenidas.

El éxito de cualquier estrategia de desarrollo sostenible depende, en última instancia, de la participación de la población. Las comunidades locales poseen un conocimiento profundo de sus propios recursos y de las dinámicas económicas y sociales que los condicionan. Al involucrarlas en la toma de decisiones, se garantiza que los proyectos no solo sean efectivos, sino también sostenibles. Un ejemplo notable es el proyecto de reforestación en el departamento de Caquetá, donde los agricultores locales se han convertido en los principales actores en la recuperación de áreas degradadas, generando así ingresos y mitigando los efectos del cambio climático en sus territorios.

Finalmente, poner a las personas en el centro del desarrollo no solo fortalece el sentido de pertenencia, sino que también asegura que las soluciones propuestas respondan a las necesidades reales y específicas de cada región. En Colombia, la interrelación entre comida, energía, personas y agua presenta una oportunidad única para avanzar hacia un desarrollo más equitativo y sostenible. Esto solo será posible si se continúan promoviendo políticas que prioricen la educación, la innovación y la gestión eficiente de recursos, respaldadas por alianzas estratégicas. Solo a través de la colaboración y el empoderamiento de las comunidades se logrará transformar los territorios y asegurar un futuro más justo y equitativo para todos.

group of people sitting on bench near trees duting daytime
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Ingeniero Industrial, Administrador de Empresas, Especialista en Finanzas y Magister en Administración (MBA); con experiencia de más de 14 años en planeación estratégica y prospectiva, dirección de proyectos estratégicos y de cooperación, gestión comercial , gestión financiera y riesgos. Su amplia experiencia docente refleja su pasión por enseñar y desarrollar a otros en ámbitos académicos y laborales. Su propuesta de valor radica en desarrollar estrategias enfocadas en la resolución de problemas, motivado por la obtención de resultados. Se destaca por su liderazgo, productividad, capacidad para tomar decisiones y construir relaciones efectivas y de confianza con grupos de interés.

Danny Alexis Roa
Director Comercial
Clavijo y Asociados